Este nuevo año, no comienza bien en lo que a mis elecciones peliculeras respecta. Si la primera película había sido bastante floja, esta segunda que he visionado es realmente mala. Antes, solía pensar que unos buenos actores o un buen director, podían ser capaces de hacer que cuatro frases escritas en una servilleta de una cafetería parecieran una película. Con los años me he dado cuenta de que sin un buen guión (algo realmente difícil de encontrar), no hay dios que salve de la quema a una mala película.
En este caso hablamos de “21.

Black Jack” una película que, como su nombre indica, trata sobre el famoso juego de cartas (que si la hubiésemos hecho en España se llamaría las siete y media, y en vez de en Las Vegas, se desarrollaría en el casino de Torrelodones). Es una película sobre unos frikis que desarrollan un método para contar cartas y ganar mucho dinero jugando a las cartas. No hay mucho de donde sacar jugo. Personalmente me suelen gustar las pelis sobre empollones, hablemos por ejemplo de “La Habitación de Fermat” (ya comentada en este blog) o “El Indomable Will Hunting”, pero en este caso, resulta difícil conectar con alguno de los personajes. No te dicen nada.

El filme, como de costumbre, cuenta con un par de actores de fama mundial, Laurence Fishburne y el grandioso Kevin Spacey. No obstante, en este caso nos la han colado doblada. Las productoras siempre que pueden, te la cuelan, y es raro, que en un negocio en el que se mueven millones de dólares, tengan tan poco cuidado con los guiones y sólo piensen en hacer dinero a base de un buen marketing, en lugar de preocuparse por la calidad del producto, que eso daría a largo plazo un mejor resultado (o al menos eso pienso yo, aunque soy de letras).
En fin, a ver si para el próximo día soy capaz de ver una peli de la que no tenga que avergonzarme por haberla visto. Un beso corazones.
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